El coleccionista de fósiles William Meister no podía dar crédito a sus ojos, cuando una mañana de 1968, en compañía de su mujer e hijas, estas le mostraron un sorprendente hallazgo. Se hallaban de excursión en la comarca de Antelope Springs (Utah), recogiendo diversas muestras de trilobites (crustáceos prehistóricos), y al parecer una de sus hijas había hallado en una roca, las huellas petrificadas de dos pisadas de calzado humano. Las marcas perfectamente definidas pertenecían a un tipo de botas puntiagudas y al metro arrojaron las siguientes medidas; 32 cm de largo, 11,25cm de ancho y 7,5 cm de profundidad en su talón. Lo más curioso de la historia, detalle que dejo perplejo y desconcertado al Sr. Meister, es que el tacón del zapato izquierdo había aplastado precisamente un trilobites, y la huella al menos tuvo que ser impresa hace unos 440 millones de año (!). Hecho inconcebible según los expertos, pues la ciencia oficial cifra la aparición de la especie humana hace unos tres millones de años, y tan solo en unos 25000 años en la utilización de un primitivo tipo calzado.
por algún tipo de calzado. Lo mas irritante son las huellas de dinosaurio a su alrededor…
En la zona de Glen Rose (Texas), se han hallado huellas de botas y de pies desnudos junto a huellas de dinosaurios (¡), las marcas estaban impresas sobre un estrato geológico de 60 millones de años. Pero estos vestigios no son los únicos que parecen indicar que alguien se paseaba por nuestro planeta en épocas pretéritas desafiando la antigüedad de nuestra especie humana.
Otra misteriosa y polémica huella de calzado, con débiles señales de costuras, fue descubierta en una veta de carbón en el Cañón del Pescador, en Pershing County, Nevada. Dicha huella se asemeja también a nuestro calzado moderno y fue datada en unos 15 millones de años.
Una de las mas controvertidas pisadas fue hallada en Pershing County. Para muchos especialistas se trataría de solo una veta de a piedra.
En el mismo área de Nevada, mas concretamente en Lamos Cave, el profesor Luther S. Cressman, en 1938, encontró 200 pares de sandalias perfectamente tejidas y manufacturadas, que al aplicarseles el método del carbono-14 arrojaron la friolera cifra de 9.000 años de antigüedad.
En 1959 en el desierto del Gobi una expedición paleontológica chinosoviética, a cuyo mando iba el Dr. Chow Ming Chen, realizaron otro imposible descubrimiento. Sobre una greda encontraron lo que a todas luces parecía una huella de un calzado con distintas marcas que la cruzaban, lo inexplicable, los millones de años que llevaba aquella pieza en la zona. En Italia, en el Valle de Susa, en las cercanía de Caprie, se han hallado unas antiquísimas pisadas de zapato hundidas en la roca, que son conocidas por los lugareños como las pisadas del Diablo.
Las sugerentes pinturas asutralianas disparan nuestra imaginación
Pero ¿quién calzaba hace millones de años estas botas para dejar sus pisadas en distintos lugares del mundo?, quizás la repuesta esté en unas pinturas rupestres descubiertas en una recóndita cueva en la cordillera de Kimberley (Australia), tal y como formulaba el notable investigador Andrew Tomas; “Las figuras retratadas en las cuevas presentan tocados o círculos luminosos alrededor de la cabeza, pero carecen de boca. Tienen sandalias en los pies, y esto en un país en que los indígenas caminan descalzos”…, en Val Camonica (Italia) son representados unos seres idénticos con unos extraños cascos luminosos en sus cabezas, juntos a estos sorprendentes dibujos hallamos perfiladas unas huellas de “sandalias” … ¿quienes eran estos hombres?, ¿seres procedentes del espacio?, ¿humanos exploradores procedentes del futuro?, ¿cómo se puede explicar la semejanza de estos frescos ubicados en lugares tan dispares?…, quizás estas misteriosas huellas estén relacionadas con todos los demás enigmas de nuestra antigüedad, piezas claves para recomponer nuestro desconocido y sorprendente pasado..
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